No es pato, no es sapo, no es pájaro, no es elefante: Bichita tenía que ser. Ella siempre tiene ganas de ver, escuchar, sentir todo lo que el mundo le propone. Desde la mañana temprano cuando comienza el día, Bichita juega y baila; quiere contar lo contenta que está.
El espacio escénico compuesto por un linóleo blanco y un gran árbol pintado representa un lugar abierto de juego, donde la Bichita camina, baila, rueda, juega, y muestra sus costumbres. Irán apareciendo diversos objetos (grandes, pequeños, de distintas texturas, y colores) con los que interaccionar, donde el espacio y los objetos se apoyan en los colores primarios.
La intérprete, a través de la danza, el movimiento y los sonidos acompaña a los más pequeños a encontrar su lugar en el paisaje que se les presenta. Un lugar por descubrir para explorar, jugar y disfrutar. De esta manera, todos juntos, cómodos, disfrutaremos de la propuesta, generando un clima de atención y cuidado hacia los espectadores.
De 6 meses a 3 años.
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