Fotos de: Mario Zamora (ensayo)
El futuro no es lo que nos habían vendido el siglo pasado: no vemos coches surcando el cielo, abonos de teletransportación o un menú del día en una pastilla; paradójicamente el mayor cambio que ha producido la tecnología ha sido en nosotros mismos. Manteniendo la apariencia de comunicación nos estamos aislando poco a poco los unos de los otros, y esa futura epidemia de soledad será aliviada también por medio de la tecnología: robots que nos cuiden y nos follen bien rico, una extensión de nuestro ego hipertrofiado, el accesorio definitivo, eliminando la necesidad de ‘el otro’ en nuestras vidas.
Metálica será una comedia simpática sobre ese siguiente paso en nuestra espasmódica ‘evolución’, la historia de una familia que integra a esos seres moldeables, ni de carne ni de hueso, en sus vidas, una obra sobre la agonía festiva de la empatía y la intimidad y el riesgo de que acabemos siendo como esos mismos robots suministradores de compañía y orgasmos: una conciencia o alma muerta, fría como el metal, debajo de una apariencia humana.