Poder, libertad y destino trágico
Mario Gas dirige una adaptación de la Compañía Nacional de Teatro Clásico sobre la tragedia que Pedro Calderón de la Barca escribió en 1653, donde reflexionaba sobre la constitución del poder y la lucha por mantenerse en él a cualquier precio.
Pocos directores se atreven con La hija del aire, un monumento teatral de Calderón de la Barca que, desde el mítico montaje de Jorge Lavelli en el Teatro Español con Blanca Portillo como protagonista, no habíamos vuelto a ver en un gran escenario madrileño. Ahora es Mario Gas, invitado por la Compañía Nacional de Teatro Clásico, el que se lanza a montar esta obra escrita en 1653, donde su autor reflexionaba sobre la constitución del poder y la lucha por mantenerse en él a cualquier precio. Su historia contiene una base mitológica narrando cómo Semíramis reina sobre Asiria, además de haber sido la fundadora de Babilonia. Se trata de una mujer seductora y guerrera, nacida de la violencia, ya que su padre violó a su madre, esta después lo mató y finalmente murió dándola a luz.
El rey de Lidia acusa a Semíramis de usurpar el poder que, según él, debería ser ejercido por Ninias, el propio hijo de Semíramis. Tras esta disputa política, el rey de Lidia y Semíramis se declaran la guerra, pero el pueblo se rebela contra Semíramis reclamando que Ninias ocupe el trono. Ante esta situación, Semíramis renuncia a la corona para acto seguido reaparecer disfrazada de Ninias aprovechando el gran parecido que tiene con él. Esa identidad borrada, ese espacio y esos personajes desdibujados por las consecuencias de la guerra, la tiranía, la usurpación, el abuso de poder y el aniquilamiento del enemigo, hacen del universo calderoniano un lugar que pertenece a todos los tiempos y todos los espacios. Y en medio de ese caos, Semíramis, ser legendario nacido y criado por las aves, reivindica su derecho a gobernar como mujer y se erige en un símbolo de empoderamiento femenino, como un ave fénix que renace de las cenizas de una sociedad demolida, con una sed insaciable de poder y de libertad frente a un trágico destino inevitable.
Mario Gas, además de contar con la versión de Benjamín Prado y la escenografía de un maestro como Ezio Frigerio (junto al vestuario de otra genia, Franca Squarciapino), dirige un generoso elenco en el que están, en otros, Ariana Martínez, Marta Poveda, José Luis Alcobendas, Juan Díaz, Lander Iglesias o José Luis Torrijo.