Nada de lo que vas a ver, escuchar o sentir tiene sentido alguno. Así es el mundo personal, intransferible y extravagante que Eugène Ionesco, padre indiscutible del género, transmite en La cantante calva, su obra maestra.
Es una de las obras más importantes del siglo XX y más representativa del llamado teatro del absurdo. Una gran comedia que es en sí misma una gran tragedia. Así la calificó su autor, todavía perplejo por escuchar las risas del público de París en la noche del estreno.
Dos matrimonios de los suburbios de Londres. Dos matrimonios muy ingleses y mucho ingleses que ya no se conocen. Un bombero que busca el fuego de sus vidas y una criada con deseos y fantasías que se cree Sherlock Holmes. Bienvenidos a la sobremesa más absurda del año.