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La camarera de la Callas te permite conocer la historia de María Callas y Bruna Lupoli. En ellas está la historia de muchas mujeres y hombres, la historia de muchos amores inútiles y devastadores. La historia de dos mujeres que nunca se separaron desde el primer día que se conocieron porque todos hasta el sol cargamos con nuestra sombra.
El Sol y su sombra ¿Unos nacen para brillar y ser admirados y otros para pasar su vida casi de puntillas? ¿Es una elección? ¿Un destino del cual nadie puede escapar? ¿Se nace artista? ¿Y nacer artista es un don o un castigo? ¿Se nos permite a todos conseguir nuestros sueños o la mayoría nos quedamos como una imagen pequeñita en el fondo de un espejo?
Bruna Lupoli, la camarera personal durante 24 años de María Callas, se convirtió en compañera inseparable de la gran soprano. Dos mujeres que no eran la señora y la doncella, ni una rica y la otra pobre sino prisioneras del personaje que decidieron, sin saber muy bien porque, interpretar y en ello se les fue la vida.
Dos mujeres que compartieron edad, una infancia solitaria, necesidad de encontrar lo bueno y lo bello en medio del estruendo del mundo y sobre todo una infinita sed de amor que nunca saciaron. Ambas caminaron juntas. Una delante: alta y delicada como un cisne, la otra detrás: pequeña y ensimismada como un lirón, a través del lujo y los aplausos pero también de un dolor sin tregua como en una tragedia griega.
