Fotos: Felype de Lima
Ofelia y Julieta se han suicidado en el escenario más de un millón de veces. Nuestras heroínas despiertan en una morgue, o limbo, donde comparten los detalles de su deshonra, largos reproches y fantasías suicidas. El tiempo y el espacio han quedado suspendidos para ellas: vuelven a hablar con sus amados y con sus no amados, comentan la actualidad como dos avezadas tertulianas, se sumergen en traumas, recuerdos y deseos no realizados, y se cuestionan su condición de mujer, víctimas o supervivientes de su propia historia, aquella que fue escrita por el hombre.
Como mujeres que han sobrevivido a más de cuatrocientos años de suicidios, como suicidas que aman demasiado la vida, como suicidas que viven suicidadas, ellas nunca mueren.