Es la madrugada del 2 de julio de 1961, y un hombre sostiene en sus manos su escopeta favorita. En menos de una hora, se disparará con ella, poniendo fin a una vida llena de venturas, viajes, éxitos, libros mundialmente conocidos, películas en Hollywood, el Premio Nobel de Literatura… En estos últimos minutos, sin embargo, la mente de este hombre está en otro lugar, en otra época: Madrid en 1937, en plena guerra civil, cuando sus artículos, escritos mientras las bombas caían sobre su habitación del Hotel Florida, contaban al mundo cómo se libraba, y se perdía, la última guerra romántica.
Pero tras este aparente compromiso político con la libertad y la justicia, se esconde un hombre ávido de recuperar la fama perdida en la última década, un escritor capaz de servirse de todo el sensacionalismo de la tragedia para ocupar titulares, un juerguista empedernido que se divierte tanto en las trincheras como en la noche madrileña, ajeno a la muerte y el horror que le rodean. Estos últimos minutos, este hombre recordará cómo sucumbió a la leyenda. Cómo, en su querida España, Hemingway mató a Ernest.