Hace veinte años se estrenó un espectáculo que cambió la vida de miles de españoles, al mostrarles, que ser como eran, no era algo por lo que avergonzarse, aceptaron que ‘sentirse gilipollas’ es un sentimiento normal y cotidiano. Dos décadas después de tan generosa lección de convivencia, regresan y lo hacen en el Teatro Alfil, para enseñarnos a reírnos de nosotros mismos Gilipollas sin fronteras.
Esta organización no-gubernamental sin ánimo de lucro (aunque últimamente se ha animado y cobra) les ofrece un espectáculo en el que revelamos el absurdo de situaciones cotidianas, para demostrar el grado máximo de gilipollez al que hemos llegado en nuestros días, y que sirve para mostrar la gilipollez al desnudo, con la clara intención de asumir que ‘sentirse gilipollas’ no es tan malo. ¡Despertemos al gilipollas que llevamos dentro!
¡El teatro del absurdo ha muerto, la realidad supera a la ficción!
¡El estado del bienestar también, nos queda el de la gilipollez!