Juan Dávila esta vez nos sorprende con un espectáculo teatral y filosófico. Un actor, un técnico y una sala de ensayo. Un espectáculo en el que a través del juego puede pasar absolutamente de todo. Porque los momentos mágicos surgen en el momento de la creación. El actor busca a través de la palabra y con su característico estilo personal, una experiencia íntima, profunda y personal con un proceso que cambia cada vez que lo interpreta. El público forma parte fundamental de la historia, y algún artista invitado que seguro quiere aprovechar la sala de ensayo.