Fotos: Juan Carlos Arévalo
Hay muchas personas que, al ser introducidas en una cámara de resonancia magnética, alivian su angustia cantando.
Eso sucede porque la música y el canto provocan efectos muy benefactores para restablecer el equilibrio perdido ante un suceso especialmente doloroso. Bajo este prisma se ha construido la historia de Ella.
Una mujer víctima de una violación. Como suele suceder en accidentes graves o ante una súbita agresión, la mente tiende a evocar una gran cantidad de imágenes y situaciones que se alejan del trance brutal.
A veces, en solo unos segundos de pánico, visualizamos la vida entera. Para la protagonista de Ella, pasado y futuro se entremezclan en un intento de evadirse de la humillación y el tormento. Lo que se expande velozmente en el flash traumático se recompone en la obra bajo una forma de tiempo accesible.
Las asociaciones mentales de esta mujer frente al dolor se harán visibles a través de su inclinación por el canto y la restauración de los hábitos cotidianos, especialmente vinculados a su condición femenina.