El síndrome de los agujeros negros es una forma distinta de comprender el amor. Todo lo que nos han contado es mentira, y cuando existe amor no hay normas morales. En un espacio casi vacío, desangelado, cinco actrices, nueve personajes, se enfrentan a un espejo roto que les devuelve un reflejo perverso de ellas mismas, un reflejo corrupto, pero, por encima de todo, real. Estas cinco historias son cinco enmiendas a la totalidad de esas líneas rojas que nos han trazado desde niños y que nos dicen que si cruzamos nos condenarán al Infierno. No hay Infierno, y si el amor es verdadero… todo está permitido. Sade decía que en los recovecos de las almas de los hombres habitan monstruos, y la mejor manera de tener a raya a esos monstruos es mantener una comunicación constante y sana con ellos. Esconderlos sólo conduce al desastre. El síndrome de los agujeros negros es una manera distinta de asomarse al abismo.