El espejo es una tragicomedia muy poco trágica, con aroma cabaretero, emplatada en un vestidor que más bien sirve para desnudar el alma y acompañada de la cruda y diversa realidad que día a día nos devuelve el espejo.
La pequeñísima línea que separa el teatro de la vida real se refleja en esta historia, en la que el teatro se convierte en la realidad y la realidad en un teatro.