Juan, el dueño de una finca. Carlos, su hijo. Rodrigo, su viejo amigo. Y Enrique, un señor del pueblo al cual conocerán ese día, se juntan para descastar los conejos de la finca.
La excusa perfecta para pasar un agradable día de caza. O al menos eso piensan. Estos cuatro hombres se sientan a la mesa a comer y a beber. En ella podrán solucionar, o tratar de exponer sus diferencias. Todo aquello que no podían soltar durante los disparos. Pedro y su hija Marta, viven en esta finca, son los encargados de cuidarla, y serán los responsables de que la velada de nuestros cuatro hombres vaya lo mejor posible.