En una ficción que no quiere desprenderse totalmente de lo real, los cuatro miembros de El pont flotant hablan de las relaciones a partir de sus propias relaciones, encarnando unos personajes que se llaman como ellos. Ejercicios de amor es un ‘carpe diem’ teatral pleno de un hedonismo tan natural y orgánico que traspasa el muro entre realidad y ficción a las primeras de cambio, instalándose (como ellos mismos se instalan) entre el público. Y como las relaciones no son criaturas estables, su reflejo en esta pieza está hecho también de sacudidas y vuelcos, de tanta felicidad como tensión.
Este laberinto (literal) escénico que nos propone Ejercicios de amor, este itinerario de la celebración y el festejo, es la particular manera de honrar la unión de las personas de la siempre sorprendente compañía valenciana. Y como valenciana que es, la sorpresa gastronómica final no tiene mucho misterio, pero sabe a gloria, porque todos la pueden catar. Se genera un espacio y un momento de verdad teatral alejada de la realidad cotidiana, por paradójico que parezca. Y allí juntos, degustando un plato de paella, reflexionamos a propósito de cómo se relacionan los seres humanos, cómo se dan y se quitan el amor, cómo nos ilusionamos, a veces deseándonos, a veces mintiéndonos.
La revitalización del teatro valenciano en los últimos años tiene en la compañía El pont flotant una de sus máximas expresiones. A punto de cumplir dos décadas de trayectoria, el colectivo formado por Álex Cantó, Joan Collado, Jesús Muñoz y Pau Pons ha desarrollado una poética propia basada en el trabajo físico del actor, una particular relación con el espacio y el espectador, la experimentación con la realidad dentro de la ficción y la mezcla de lenguajes escénicos. Las tres piezas que podremos ver en esta Trilogía Creación Colectiva que presentamos son una buena muestra de esa genuina expresión contemporánea que no renuncia a los valores pedagógicos del teatro y que comporta una buena dosis de trabajo comunitario con personas no vinculadas al medio escénico.