Un conferenciante entra en escena… y pierde los papeles. Decide improvisar temiendo el abismo al que se asoma: vivencias, recuerdos y relaciones amorosas, se le entremezclan o atragantan. Combina el relato, la evocación y la confesión con citas coleccionadas a lo largo de su vida, esos chubascos literarios de la alta fantasía…
Vive entre libros. Ordena una biblioteca y los libros han desordenado su vida. ¿Qué le sucede? Divago demasiado, se reprocha, como a veces nos sucede cuando nos lanzamos a hablar o a vivir sin el guion que anhelamos. Realmente, ¿a quién se dirige?
Los poetas utilizan la lluvia para liberarse del mundo… dice. Quizá exorciza sus fantasmas… ¿y si fuera así? Al fi nal lo sabremos. El ser libre modifi ca el cielo, el que imagina se eleva…
Le interesa la lluvia imaginada por los poetas, el triunfo de la mente sobre la imbecilidad de lo real. En un mundo donde las metáforas se abaratan, Dante, Goethe, Pessoa, Neruda, Cortázar, Diego, Vallejo, Mallarmé, Verlaine, Cummins… tienen algo que contar.
Algunos poetas han logrado desarreglar el cielo… De eso tratará mi conferencia, cuando fi nalmente pueda darla.
El tema, ya lo sabes, la lluvia.