Sanando las heridas
Cicatrices es un viaje de ida y vuelta al infierno. «Prefiero el dolor físico que el psicológico, prefiero el dolor físico que el psicológico». Yo puedo contarlo, otras no pudieron…
Lola Salcedo viajó hace cinco años desde Caravaca de la Cruz a Buenos Aires. Lo que no sabía cuando emprendió el viaje era que desde ese momento su vida daría un giro completo que la llevaría a tomar decisiones importantes que iban a marcar su existencia en adelante. El amor ofusca los sentidos, te paraliza, te ciega, te hace vivir fuera del mundo. «Te quiero, mi vida, por eso te hago sufrir». «Te quiero, lo siento. Te quiero, lo siento».
Hay frases que no se pueden olvidar; permanecen como cicatrices. Ahora vuelve a realizar el mismo viaje pero con el público como acompañante y cómplice, creando un ritual que conduzca a espectador e intérprete a la catarsis inevitable que provoca la verdad en escena.
Cicatrices es una peregrinación a los lugares más oscuros del alma para intentar transformar el horror en belleza. Un acto íntimo que parte del dolor personal tocando aflicciones comunes. Es volver al origen de la herida para adentrarse en ella y verla cicatrizar lentamente.