Sometidas a los avatares del paso del tiempo, nuestro cuerpo se irá modificando paulatinamente.
Como con honestidad e ingenuidad, ven y lo viven dos payasas maduras (Cósmica y Gazpacha) este estado; más la pérdida de la juventud, los intentos para recuperarla, la decepción, la aceptación y… la celebración de esta etapa que nos hace más psíquicas y que no acaba con nuestra ‘belleza’, ni con la vida sexual, ni con la inteligencia…
Sentimos esta etapa como una nueva forma de afrontar la vida, no como un ocaso. Y nos revelamos contra las fechas de caducidad impuestas por la sociedad.
Compartiremos con todas y todos, a través de este espectáculo, nuestra fragilidad y vulnerabilidad.