“Hay que separarnos”, le dicen a Lourdes en un restaurante argentino de Madrid.
Esas palabras detonan en Lourdes, como un volcán que entra en erupción, todas las películas de venganza, todas las series románticas, todas las canciones de amor que alguna vez ha visto o escuchado. Mientras come un flan con dulce de leche, abandonada en esa mesa y rodeada de hordas de turistas que buscan carne asada, su imaginación crea una película que sucede en Arizona, a 10 mil kilómetros de esa noche en la que comienza a nevar. Esa película mental es su forma de decir “Chau, yo también te olvido.” Arizona mi amor es una comedia romántica, una montaña rusa que recorre un corazón roto.
Es una noche triste de esas que todxs tuvimos. Es una película imposible, en formato teatral, para soportar una noche solitaria.