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Un Lorca universal y humano

“Entré jugando a la música y al arte y al final se ha convertido en mi modo de vida”

Lorca por Saura, el último montaje realizado por el gran Carlos Saura antes de su fallecimiento vuelve al Teatro Infanta Isabel protagonizado por la cantante gaditana María Carrasco.

La pieza, que entrelaza las diferentes disciplinas artísticas que el cineasta fue cultivando a lo largo de su trayectoria, realiza un recorrido por la vida de Federico García Lorca, interpretado por diferentes mujeres referentes del panorama musical de nuestro país.

María, sólida figura del sector con fuertes raíces flamencas, encarnará al poeta acompañada por los actores Alberto Amarilla y Saturna Barrio y por el pianista Antonio Bejarano. Hablamos con ella sobre este proyecto que supone su primer acercamiento al teatro.

En este proyecto cantas, bailas y actúas. ¿Qué tal la experiencia? ¿Habías actuado antes?

La experiencia está siendo maravillosa. He tenido a Gabriel Fuentes, el director actual de la obra, entrenando y ensayando muchísimo conmigo porque era la primera vez que yo hacía teatro. Sin embargo, no es la primera vez que actuó, hace ya bastantes años tuve un pequeño cameo en una película española en la que estaban Nathalie Poza, Fernando Tejero, Alberto San Juan…

 

¿Y cómo ha sido esto de hacer teatro? ¿Lo vives muy distinto a cuando cantas?

¡Claro! Muchísimo, porque llevo haciendo lo que hago, que es cantar, 20 años. Esto es muy nuevo, pero creo que con paciencia, esfuerzo y muchísimas horas de estudio se saca para adelante. Al final es dar la cara al público frente a frente y sabiéndote muy bien el texto y conociendo también muy bien a tus compañeras.

 

¿Qué has sentido al ponerte en la piel de alguien tan importante para la cultura española e internacional como es Lorca?

Un orgullo tremendo. Entiendo todo lo que representa para el resto del mundo Federico, pero en Andalucía lo tenemos como lo que es: un dios de la poesía y la dramaturgia que, además, lleva nuestra tierra por todo el mundo. Creo que cualquier andaluz se tiene que poner de rodillas delante de Federico. Para mí es una ilusión tremenda poder encarnarle. Hacer teatro y, encima, haciendo de uno de los artistas y poetas más relevantes y queridos de la historia, es un regalo tremendo.

 

Hablando de Andalucía, tanto tú como él sois originarios de allí y, además, los dos sois amantes de la música. ¿Qué más cosas has encontrado en común con él?

La pasión por el Arte en general, el modo de hacer ver a la gente que es algo que nos salva de nosotros mismos. Siento que salva al pueblo andaluz de no ser los catetos que han vendido siempre que somos… Cuando la gente entra en Andalucía y ve la cantidad de artistas y de poetas se deja de desdeñar tanto eso que tan grande hace España, que es el arte flamenco y el folclore del que nos podemos llegar a sentir tan orgullosos. Ese es un punto muy grande en común: sentir orgullo de donde vienes y de todas las costumbres.

 

¿Y qué puedes decir del trabajo de Saura en esta pieza? ¿Sabías de tu participación en el proyecto antes de su fallecimiento?

No, la verdad es que no. A mí me ha dejado el testigo María Peláe ¡y además en forma de regalo de Reyes! Llegó a mi vida en un punto en el que me dio miedo sentir que iba a hacer teatro, pero al decirme que era un Lorca por Saura, dos genios, ¿cómo iba a decir que no?

 

Este papel lo han interpretado antes otras grandes mujeres como tú, como India Martínez y María Peláe. ¿Has hablado con ellas del proyecto durante el proceso?

¡Sí! La primera persona que me animó a hacerlo fue India, con la que tengo bastantes amigos en común. María, en cuanto se enteró de que iba a entrar a la obra, también me escribió y se ha portado de maravilla. Es una mujer genial. Las referencias que me habían dado de este proyecto eran maravillosas y, ahora que he entrado, lo corroboro por completo. Es un equipazo no solo profesional, sino humano, tremendo. Estoy aprendiendo muchísimo de ellos y creo que este camino va a ser maravilloso. Estoy “como Mateo con su guitarra”.

 

¿Y te han dado alguna pauta o te han dicho algún truquillo que te pueda ayudar?

Que disfrute, que yo creo que es con lo que nos alentamos todos los artistas, y creo que está bien así porque cada artista, cada persona que entra al espectáculo, es diferente y para entrenarnos y ensayar está el director, que es el que hace de coach y el que saca de nosotros nuestra mejor versión.

 

 

¿Cuál era tu mayor miedo al decir que sí y embarcarte en esta aventura?

Yo soy una persona muy segura, pero lo que más miedo me dio, y me sigue dando, es quedarme en blanco. Me da pánico.

 

Siguiendo con los miedos, Lorca solía escenificar su muerte, ¿crees que realmente no la temía o era una forma de prepararse para cuando llegase y deshacerse del miedo?

Yo creo que los artistas no piensan tanto en la muerte porque el Arte da tanta vida que no da tiempo. Y, como el arte es vida, creo que Lorca no se imaginaba nunca que al llegar de Argentina lo primero que le pasara fuera esto. No pienso que tuviera miedo. Creo que, de hecho, confió demasiado en que no iba a ocurrir nada y que todo estaba bastante más controlado de lo que realmente estaba en España en esa época.

 

Al hilo de esto, él manifestaba que el buen arte proviene de haberse encontrado de cerca con la muerte y de la conexión con los orígenes y, según él, ese ‘Duende’ del que tanto se habla en arte nos comunicaría esa esencia del mundo. ¿Qué es para ti el ‘Duende’? ¿Se puede trabajar o se nace con él?

El ‘Duende’ no se puede buscar ni trabajar. Se nace con él cuando uno provoca el «pelómetro», esos vellitos de punta del brazo, cuando se produce una conexión entre el público y un artista que ejecuta su arte, como si un hilo tirara del artista a la vez que él tira desde el público. Es una maravilla que se va compensando al dejar fluir la emoción y creo que es un momento mágico.

 

Tú empezaste en el mundo de la música muy pequeñita, al presentarte y ganar el programa Veo Veo. ¿Cómo llegas ahí y cómo recuerdas esa etapa de tu vida?

Todo empezó por una vecina que sus niñas son bailaoras, que me oía cantar en la barra del bar de mi padre. A ese primer casting hace 20 años me llevaron mi madre y esta vecina. Mi padre no quería que me dedicara a la música porque sabía que esto es vivir en una montaña rusa, pero cuando vio que estaba funcionando todo, pues evidentemente me apoyó, pero me obligó también a que estudiara. Eso es algo que le agradeceré eternamente porque lo he podido compatibilizar. Estar aquí ahora me parece una de las mejores bendiciones del mundo, porque entré jugando a la música y al arte y al final se ha convertido en mi modo de vida.

 

¿Cómo has preparado el personaje de Lorca?

He invertido muchísimas, muchísimas horas. Llevamos una inmensidad de ensayos con el director, Gabriel Fuentes, y hemos estado haciendo una preparación a conciencia de todo lo que requiere el personaje, conocer bien toda la historia y todos los puntos que se tocan en la obra, los más relevantes de la vida de Federico. También ha habido muchísima preparación técnica para poder expresarme de la mejor forma y haciéndole justicia a un personaje como era y es Federico García Lorca.

 

¿Y qué es lo que más te ha sorprendido de su vida que no conocieses antes de sumergirte en este proyecto?

Que era un verdadero galán y un gran seductor. Tenemos a Federico completamente idealizado, pero en ese aspecto era un «roneante”, como decimos en Cádiz. Esto me parece maravilloso porque al final saca su cara más humana: que es una persona normal con un talento desmedido e ilimitado.

 

Para terminar, me gustaría saber saber cuáles son los referentes de María Carrasco.

En música muchos: Camarón, Jimi Hendrix, Los Beatles, Rocío Jurado, Sara Baras… Y hay tanto talento aquí en España que creo que hay que acostarse en un colchón sobre el arte que tenemos en este maravilloso país, la verdad.

 

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