Foto: Bárbara Sánchez Palomero
El Teatro María Guerrero convertido en un tablado de marionetas gigante para educación de príncipes, donde los príncipes somos nosotros, el público. Un grupo de actores menores de treinta y un autor de repertorio canónico, convocados a un duelo: ¿Qué es esto de educar?
Esta es la historia de un joven (de tantos…) que se revela ante el designio heredado y comienza un viaje para encontrarse así mismo, la lucha perpetua entre la juventud y la imposición de lo establecido, de la autoridad. Y hay amigos, y hay un bar, y un amor imposible, y un cara a cara con la muerte.
Una propuesta wagneriana, cinematográfica y anacrónica.