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Una inmersión en el universo de Aurora Venturini

“En el Arte se paga caro el posicionamiento político”

Fernanda Docampo es la autora (junto a Ariel Divone), e intérprete de Anima Chamuscada (vale para otra vida), una inmersión en el universo poético, narrativo y biográfico de la autora argentina peronista, Aurora Venturini.

La obra podrá verse los días 1 y 2 de febrero dentro del X Ciclo de Teatro Argentino que organiza El Umbral de Primavera.

 

Foto de portada: Cabri Lynch

 

¿Quién fue Aurora Venturini?

Aurora Venturini es una autora argentina peronista que si bien escribe mucho a lo largo de toda su vida, porque lo hace desde niña y hasta el final de sus días, obtiene un reconocimiento importante y se hace famosa a sus 85 años cuando gana el premio Nueva Novela del diario Página 12. Para conocer a Aurora recomiendo la biografía escrita por Liliana Viola, Esta no soy yo.

 

¿Que tu autobiografía se llame Esta no soy yo, no es sino un ejemplo de genialidad en sí mismo?

En realidad Esta no soy yo es una biografía escrita por Liliana Viola, albacea de Aurora. El nombre me parece genial porque pinta muy bien a la Aurora que fuimos descubriendo a través de sus novelas. Admiro la forma en que Liliana encaró ese trabajo.

 

¿Qué te provoca la escritura de Aurora?

Me impresiona su belleza y su ingenio. Me genera un gran placer estético y me activa el pensamiento de manera simultánea.

 

¿Qué te ha llevado a querer adentrarte en el universo de esta autora?

Ella y su obra me fueron fascinando a medida que me zambullía en ella. Me daba la sensación de que había alguien muy vital del otro lado. Hubo una primera frase que estimuló mucho mi investigación: “Yo ya no existía, vibraba con la tensión de un cable eléctrico”, de El marido de mi madrastra. Al leerla sentí una fuerte resonancia y me dije que tal vez Aurora sería una buena compañera para la creación que estaba deseando encarar desde hacía varios años. Cada vez que Ariel Divone y yo, con quien he escrito el texto, sentíamos que no avanzábamos en el proceso de la obra, volvíamos a la lectura de alguna de sus novelas y algo se destrababa, nos revitalizaba con su poesía y su inteligencia.

 

¿Cómo es la puesta en escena que habéis elaborado?

El espacio oscila entre una sala de conferencias y la intimidad de una habitación en la que cabe el mundo. Un tocadiscos que perpetúa su girar y un biombo vestidor pronto a facilitar la desnudez individual y colectiva. Desnudez del mundo hasta sus entrañas: el mismísimo infierno. Dos corporalidades habilitan un diálogo intergeneracional. Una de ellas tiene la posibilidad de incluir a los espectadores. De esta manera, la propuesta tiende a ser inmersiva. Voluntad reforzada por la intimidad que la puesta de luces genera y a su vez, por un ambiente sonoro variado y envolvente.

 

Una inmersión en el universo de Aurora Venturini en Madrid
©Cabri Lynch

¿Qué partes de la vida o de la obra de Aurora Venturini recorréis?

Nos pasó que empezamos a dialogar con su obra y también con su historia o sus relatos acerca de ella misma. Triangulamos entre sus novelas, la biografía de Liliana Viola y el documental Beatriz Portinari donde se la puede ver en acción. Trabajamos con referencias que aluden a su etapa de psicómetra, de profesora, al exilio, a la relación con Antonella en Las amigas, al abuso sexual, a los gitanos como horizonte liberador, a la comunicación con los animales, Evita, las muñecas en la dictadura, etc. En la obra viajan elementos de su universo poético, a veces resignificados y otras recontextualizados.

 

Fue amiga de Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus, Eva Peron… a priori, parece que tuvo una vida fascinante. ¿Fue así en realidad?

No lo sé. Aparentemente en su historia hay datos de la realidad que se contagian de fantasía. Posiblemente lo más fascinante de su vida esté en su obra, era una apasionada de la escritura, tal vez estaba más viva ahí que en otros ámbitos de lo que normalizamos como ‘la vida’. Parece ser alguien que supo viajar y disponer su mirada, enriqueciéndose. También consiguió entretejer vida y obra volcando conocimientos y experiencias a su escritura singular y atractiva. Tuvo que exiliarse por el golpe del 55 pero no está claro cuánto tiempo duró esa estadía fuera del país. Viaja a Europa en busca de una estirpe, como dice Liliana en su biografía. En su obra deja entrever que conoce bien la cultura francesa, la italiana, la española. Ahí también me encuentro con ella porque viniendo de una familia porteña trabajadora, viví 10 años en Francia y estudié en París, hablo francés e italiano y conozco bastante esta parte de Europa y es como intentar construirte un lugar en un mundo al que a priori no tenías acceso por tu condición social.

 

Como bien has mencionado, el verdadero reconocimiento le llegó a los 85 años. ¿Por qué crees que consiguió el éxito con su trabajo a una edad tan tardía?

Por un lado, tal vez su éxito fue postergado por ser peronista. Creo que en Argentina eso se paga caro. Yo me considero peronista y kirchnerista pero se que en el arte se paga muy caro este posicionamiento político. Por otro, algunas características de su personalidad puede que no la hayan ayudado a entrar en el circuito comercial. Afortunadamente, algunas miradas del jurado del premio nueva novela, supieron ver más allá de lo establecido y convencional e identificar la riqueza de esta bestia que es Aurora.

En lo personal, no manejo redes sociales, soy una persona anticuada, no cuajo con el estereotipo de la actriz, busco en los márgenes ir haciendo mi camino, buscando espacios donde desarrollarme e inventar marcos para existir.

 

El teatro físico y la performance son la manera perfecta para representar el universo de Aurora, una mujer cuya escritura se ha catalogado de “espesa, abrumadora y compulsiva”.

A mí me va bien su profundidad, no me abruma. Por el contrario, me interpela y me encanta. Le encuentro mucho sentido. Lo que puedo asociar es la intensidad del tipo de trabajo que desarrollamos. Llevamos 21 años tramando, construyendo y trabajando en una dirección que si bien se va retroalimentando de contextos y personas, lo que sigue vigente es una búsqueda profunda acerca del encuentro con nosotros, con el otrx y con lo otro. El teatro que realizamos lleva muchos años de entrenamiento, de preparación y las obras atraviesan nuestra vida, nuestro cotidiano, son parte del universo que vamos construyendo. Todos esos elementos me resuenan cuando pienso en Aurora. Por otro lado, nosotros intentamos alejarnos de la idea de la representación. Lo que experimentamos es una suerte de diálogo entre su universo poético y el nuestro para encarnar uno nuevo. De esta manera, logramos una convivencia.

 

¿A qué hace alusión el título de la obra: Ánima Chamuscada?

A que del infierno se vuelve. Trabajamos con varias novelas, entre ellas, Los Rieles, donde entre ficción y realidad, Aurora relata su paso por el infierno durante una internación a causa de un accidente. Ella dice que enfrentó al demonio y que la próxima le toca el cielo y que allí ya no vuelve. En nuestra obra, el maligno o el susodicho es el miedo, es lo que toca enfrentar. “Si enfrentás al miedo, volvés”. Claro, nunca serás la misma, quedarás un poco chamuscada y también transformada. Luego el título de nuestra obra se completa con (vale para otra vida) y ahí bromeamos un poco con la idea de las otras vidas, el alma que viaja y en este caso el doble sentido tiene que ver con que cuando una mujer enfrenta un miedo, un trauma, ese acto sirve para otras mujeres y que la salida es colectiva. Actuar también por y para la otredad. Una experiencia individual puede ganar valor colectivo.

 

¿De qué forma Aurora nos acerca a encarnar lo incómodo, lo postergado y rechazado?

A través de las historias y los personajes que crea, dando protagonismo a lo que no es hegemónico ni standard, acentuando las singularidades y haciendo crecer criaturas marginadas en general por cuestiones físicas, coeficiente intelectual, sexualidad, adicciones, sector social… En su escritura genera como un desplazamiento de la periferia al centro y nos identificamos con todo eso que también somos, eso que queremos ocultar y acá emerge y de alguna manera nos tranquiliza, nos habilita, nos invita a existir con toda nuestra potencia humana. Me gusta porque siento que es un animal muy humano, ella.

 

¿Y qué o quiénes serían esas personas incómodas y rechazadas?

Todas las que no cuajamos, las que nos sentimos lastimadas y que asumimos la vida desde ese lugar de pérdida, de dificultad. Pero también para las que como dice Aurora “la belleza es alma absoluta que basta y sobra para vivir una larguísima existencia” y de alguna manera, esa búsqueda de belleza nos salva del suicidio.

 

La obra tiene tintes de autoficción. ¿Qué partes son propias y cómo se entrelazan con el bagaje vital de Aurora?

Juego a compartir secretos con Aurora, historias íntimas que enfrentamos para seguir adelante transformando el dolor en poesía. Creo interpretar algunas situaciones de su vida personal en sus relatos y el lenguaje teatral me brinda la posibilidad de crear un espacio de interacción poética sin certezas, creativo y multiplicador de sentidos. Fuimos componiendo una trama en resonancia con mis vivencias, creencias y necesidades expresivas.

 

Una inmersión en el universo de Aurora Venturini en Madrid
Fernanda Docampo. ©Cabri Lynch

¿Esta obra es un intento por recuperar algún pedacito simbólico de quien ya no serás?

Sí, un pedazo de vida arrebatada te deja desplazada. La poesía encarnada nos permite transformar los sentimientos estancados. Es una forma de seguir. La búsqueda de belleza, la justicia también es belleza. Pienso que la belleza es política. Todos deberíamos tener derecho a esa búsqueda. Todos deberíamos acceder a ese camino. Me interesa mucho la biografía de César González, El niño resentido, para comprender algo de esto.

 

Háblame un poco del Laboratorio Municipal de Creación Teatral de Morón. ¿Qué tipo de investigaciones escénicas desarrolláis allí?

El Laboratorio tiende a esa búsqueda. La belleza poética, la creación de lenguaje en el conurbano bonaerense. A eso nos dedicamos los últimos 10 años, desde que volvimos de Francia. Creamos el espacio en el Municipio de Morón gracias a la gestión de Nuevo Encuentro en 2015 y allí desarrollamos entrenamiento e investigación teatral. El Laboratorio funciona con egresados de la Escuela Municipal de formación actoral Pedro Escudero y actores locales. Es un espacio del que estamos todos muy orgullosos. Creamos un espectáculo al año, dialogamos con la actualidad política y social y promovemos las condiciones para el encuentro, el desarrollo artístico y comunitario. El trabajo es colectivo y transversal.

 

¿Cuál es el objetivo final de las experiencias estéticas que son vuestros trabajos?

El encuentro, espejar lo humano. Creemos que son tiempos de deshumanización en donde todo se vuelve un producto con etiqueta y precio. La vida y sus relaciones no están quedando afuera de ese sistema y es muy grave. Siento que vamos perdiendo capacidades perceptivas a fuerza de ignorarnos. La falta de escucha hacia nosotrxs y hacia los otrxs nos está enloqueciendo a diario. Siempre mediados por aparatos, terminamos siendo sólo un eslabón de una comunicación bastante siniestra. La experiencia estética busca habilitarnos en esos aspectos más postergados de nuestras capacidades humanas de sentir, relacionarnos y transformarnos. Acercarnos a algo así como «teatreo, luego existo».

 

«No soporto el anonimato», dijo Aurora. ¿Se hace Arte, en cualquiera de sus formas, para no ser nunca más anónima? ¿Para trascender?

A veces sí, en el caso de ella, pienso que sí le interesaba la trascendencia. Ser demiurga, imagino. Acaso la insatisfacción acerca de la vida que le tocó, la familia, la propia historia, la haya llevado a crear otros mundos. Creo que en general nos pasa eso, es porque este mundo tal como está no nos funciona que hacemos todo lo posible por inventarnos otros. Y a nivel colectivo, tratar de imaginar otros mundos posibles que no nos dejen en el camino del odio, el miedo y la guerra que considero es hacia el que estamos yendo actualmente. Por otro lado, el texto continúa suplicando que una mano piadosa aparte las piedras del derrumbe y ponga una flor o una palabra, algo. Y ahí yo me doy el lugar de leer que puedo continuar dialogando teatralmente con algo de lo que ella sembró. Es una frase de Los Rieles que también Liliana toma para iniciar la biografía.

 

¿Qué características principales definen a la escena teatral de Buenos Aires?

Es muy variada, somos fervientes amantes del teatro, se produce mucho a pesar de todo, hay fuerza de trabajo, compromiso y potencia expresiva. En mi opinión, pensar que el teatro no es político debilita mucho el lenguaje. Pero hay de todo.

 

¿El teatro independiente es un espacio de resistencia?

Puede serlo. No me gusta la resistencia, aunque entiendo que a veces no queda otra. Pero necesito pensar propuestas, crear utopías donde encontrar motivación para seguir. Tocan tiempos muy muy duros para nuestros países. Mucho dolor, confusión y padecimiento. Estoy muy triste con lo que nos pasó en Argentina. Creo también que la pandemia hizo mucho daño, es un trauma o un infierno que no termina de asumirse y que los malignos, los dueños del mundo, lo supieron aprovechar eficazmente para debilitar los tejidos sociales y las tramas comunitarias. En Argentina, la reivindicación de la dictadura y la exaltación del odio hacia el otrx, es una tragedia que apenas inicia.

 

¿Cómo os hace sentir el formar parte de este Ciclo de Teatro Argentino que organiza El Umbral de Primavera en Madrid?

Nos da mucho gusto. El espacio es precioso y nos han recibido con mucho cariño compatriota en tiempos de espanto y horror para nuestro país.

 

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