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Historias de terror clásicas para todos los públicos

Pepa Pedroche: “Más de un sobresalto va a haber durante la función”

La actriz, directora y docente dirige, junto a Ignacio García, una particular versión de José Ramón Fernández del relato clásico de terror El Monte de las Ánimas de Bécquer, en la que también tienen cabida otras leyendas del autor sevillano y textos de autores como Espronceda y Zorrilla.

El Monte de las Ánimas (Historias de terror) estará en el Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa del 1 de noviembre al 8 de diciembre.

 

Foto destacada: Luiscar Cuevas.

 

 

Uno de los motivos por el que ponéis en marcha el montaje es acercar a los jóvenes a los autores clásicos y vean que pueden ser atractivos y entretenidos y que pueden abordar muchos géneros, en este caso, el terror. Tú llevas años ligada a la docencia, ¿crees que es posible atraer así a este tipo de público?

Los docentes, directores y actores que abordamos el teatro clásico sabemos que sí. Es verdad que cuando le preguntas a los chavales, en mi caso ya son universitarios, sobre la idea que tienen del clásico, te das cuenta de que lo ven como antiguo, casposo, que no tiene nada que ver con su vida hoy en día. Sin embargo, luego cuando trabajas con ellos historias, y las acercas a su contemporaneidad, de repente ven que lo que cuentan esos textos son cosas que ellos pueden reconocer fácilmente y eso les sorprende muchísimo y les atrapa enseguida.

 

¿El tipo de lenguaje de estas obras es el muro que más les cuesta superar?

Probablemente. En todo el teatro clásico, y ya ni te digo cuando nos metemos en el verso del siglo XVII, en nuestro Siglo de Oro, hay una manera de formular la sintaxis diferente a la actual y se necesita un tiempo para entenderlo. Y ya sabemos que no estamos en una época de darle tiempo a nada. Es difícil mentalizar a alumnos y público que hay que dar tiempo para que ese lenguaje fluya, sea orgánico, y conecte con nosotros.

 

Historias de terror clásicas para todos los públicos en Madrid

¿Qué hacemos entonces? ¿Cambiamos el lenguaje de los clásicos o se debe intentar que haya una comprensión, aunque suponga perder a mucha juventud por el camino?

Solo hay que ver cómo escribimos en el WhatsApp. No ponemos ni las palabras enteras. Todo lo rodea a los jóvenes va en contra totalmente de valorar una formulación del lenguaje complicada. Como docente, yo lo que hago primero es acercarles las obras desde un lenguaje de hoy. Les cuento de qué va La vida es sueño yendo a la esencia de la trama con palabras y expresiones que entienden. Cuando tú se lo bajas a la tierra y les cuentas las historias de tú a tú, entran y luego ya vas analizando cada frase, cada imagen, cada figura retórica… y van poco a poco valorando la belleza de las palabras. Pero bueno, lo importante es que estamos ahí en la lucha.

 

Lo cierto es que a nivel de historias y personajes, en autores como Gustavo Adolfo Bécquer, Zorrilla o Espronceda, pueden encontrar muchas similitudes con productos audiovisuales que están consumiendo todos los días y que tanto les atraen. 

Si tú te lees detenidamente las Leyendas de Bécquer, es un Juego de Tronos del siglo XIX (risas). Es ciencia ficción, efectos especiales… mucho de lo que conforma ahora mismo la ficción que se está realizando. En El Monte de las Ánimas intentamos llegar a todos los públicos con nuestras historias de terror clásicas que, aunque están escritas en el siglo XIX, encuentran fácilmente puentes con lo que vemos actualmente. Juan Carlos Pérez de la Fuente (director del Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa) nos ha propuesto este reto de realizar una celebración de nuestro propio Halloween, que tiene mucha más historia, como es la Noche de Difuntos. Dentro de esta iniciativa también se realiza en el centro Don Juan Tenorio, dirigida por Ignacio García, y la instalación del tradicional Altar de Muertos. En nuestro caso apostamos por una propuesta de historias de terror valorando la tradición de contarlas alrededor de una hoguera en una noche de lluvia. Se junta la tradición con la ciencia ficción.

 

Pero no estamos ante un mero cuentacuentos de terror…

¡No! La obra tiene muchos elementos atractivos. La historia comienza con cuatro excursionistas que van por el monte de Soria, se les hace de noche y tienen que buscar un refugio. Allí empiezan a contar historias y comienzan a pasar cosas extrañas. Ya simplemente la escenografía de Ana Ramos va a ser espectacular, vamos tener un árbol que respira, que mágicamente se mueve para acoger a esos excursionistas que estaban por el monte y entran dentro de él a una especie de refugio. A partir de ahí ya hay un elemento mágico. Luego, por supuesto, hay que destacar la iluminación de Francisco Ruiz Ariza o el vestuario de la propia Ramos. Hemos querido mantener el espectáculo en la época en la que se sitúa en los textos originales porque pensamos que también era muy atractiva una estética del siglo XIX. Es una manera de introducirte mejor en ese mundo tan especial y en el tono de sus historias de locura y miedo. Para ello, es muy importante también el maravilloso espacio sonoro creado por Ignacio García, ya que el público va a estar envuelto toda la función en sonidos extraños, gritos y todo lo que va surgiendo del texto tiene efecto en la banda sonora. Más de un sobresalto va a haber durante la función. No es nada agresivo, que nadie se asuste, ni será directamente con ningún espectador. Un fantasma no va a sentarse encima de nadie (risas). Pero la atmósfera es la que es y al hacerlo en la sala pequeña del Fernán Gómez se va a crear un espacio de intimidad en el que los espectadores se van a sentir envueltos.

Hay una frase en el texto, que es como el leitmotiv de la función, que habla sobre que el miedo está en nosotros y que elementos como un bosque oscuro no están ahí para asustarnos, simplemente son así. Todo el misterio y el miedo al final es lo que nosotros mismos proyectamos sobre espacios determinados, la lluvia, el viento o la naturaleza en general. De alguna manera, somos nosotros los que invocamos al miedo.

 

José Ramón Fernández ha creado un texto que bebe de El Monte de las Ánimas de Gustavo Adolfo Bécquer, pero también va mezclando otras leyendas.

Sí, está, por ejemplo, El Miserere también de Bécquer, algunos textos de Espronceda y ciertas menciones a narraciones de Zorrilla. Ha realizado un compendio de todos estos textos hilándolos dentro de una misma estructura alrededor de la historia de los cuatro personajes que te decía antes.

 

Historias de terror clásicas para todos los públicos en Madrid
Foto: Luiscar Cuevas.

 

Uno de los cambios que ha introducido Fernández en el texto es en cuanto al final de El Monte de las Ánimas. ¿Cuál fue el motivo?

Ha querido dar un giro a la cuestión mágica y terrible del original y llevarlo a un terreno más del misterio, a dejarlo en un qué habrá pasado…

 

¿Cómo está viviendo el elenco (Alba Recondo, Javier Godino, Lucía Esteso y Pablo Béjar) llevar a escena una propuesta tan original?

Están haciendo un trabajo maravilloso a la hora de implicarse en este equilibrio extraño entre lo real y lo irreal. Están consiguiendo cosas muy bonitas en los ensayos y creo que eso va a hacer que al espectador le guste más lo que pretendemos transmitir con esta obra.

 

Historias de terror clásicas para todos los públicos en Madrid
Foto: Luiscar Cuevas.

 

Sigues de gira como intérprete con La Regenta, una coproducción del Teatro Fernán Gomez. Centro Cultural de la Villa y Secuencia 3 con un amplio reparto que está teniendo mucho éxito. ¿Una demostración más de la buena acogida que siguen teniendo nuestros clásicos?

Tenemos gira hasta junio y está teniendo una aceptación impresionante. Ha suscitado mucho interés adaptar una obra de estas características al lenguaje teatral. Por suerte, todo el trabajo que hay detrás está siendo muy bien valorado.

 

 

Dada tu experiencia con los clásicos y tu trabajo durante años en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ¿qué crees que necesita ahora mismo la institución en el nuevo período que se va a abrir en breve con una nueva dirección?

Cada director que llega a la dirección de la CNTC propone una línea de trabajo muy personal. Yo llevo desde el año 2001 colaborando con la compañía, he pasado por varias personas al cargo y creo que cada una ha intentado aportar lo mejor de sí misma para sumar. De hecho, hemos ido viendo como ha ido cogiendo cada vez más valor y entidad y ha ido teniendo más amplitud de miras. En la última etapa, con Lluís Homar, se ha mirado mucho a los jóvenes y se ha procurado ofrecer distintas propuestas más contemporáneas o rompedoras, eso va sumando a todo lo que hicieron sus antecesores. Lo que puedo afirmar con rotundidad es que la CNTC es necesaria y es fundamental que siga desarrollándose, tanto en España como internacionalmente, para promocionar todo el patrimonio escénico que alberga nuestra historia.

 

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