Ha llegado el momento más esperado por los lectores online de la Revista Godot: mi crónica anual del Festival de San Sebastián (SSIFF). Esta vez, y para estructurar mejor el artículo, voy a encuadrar las películas y series en cada una de las distintas secciones que tiene el Festival. Creo que, de esta forma, podrán disfrutar de una claridad expositiva superior a la de años anteriores.
En líneas generales si tuviéramos que definir esta edición con una sola palabra, sería empatía. Una gran cantidad de películas que se proyectaron, o al menos que yo pude ver, abordaban temas muy delicados que necesitaban que el espectador se pusiera en el lugar del otro. Adicciones, venganzas, enfermedades terminales, cuidados paliativos, abusos, fueron algunos de los temas recurrentes que sobrevolaron las diferentes secciones.
Me gustaría reconocer que el compromiso del Festival de San Sebastián por la cultura siempre es superior a cualquier ideología política. En esta edición se ha realizado un acto en apoyo al INCAA (Instituto Nacional de Artes Audiovisuales de Argentina) para denunciar el acoso a la cultura que está llevando a cabo el Presidente Milei en dicho país. La ultraderecha a nivel global, en general, y en Argentina, en particular, basa su (vacío) discurso político en la batalla cultural. Cine, teatro, música, bibliotecas, libros y universidades han sido desfinanciadas en menos de un año. La respuesta del pueblo no se hizo esperar y ya están tomando las calles. A pesar de este hecho es muy probable que en los próximos años los Festivales del mundo empiecen a contar con cada vez menos películas argentina. El daño que está generando en los trabajadores es tan grande que se tardará mucho tiempo en recuperarse. No obstante, yo mantengo la esperanza. Como bien dijo Nahuel Pérez Biscayart: “Se creen muy pillos pero no nos van a destruir”.
Este año pude ver 32 películas y 2 series. Las vacaciones previas que disfruté en Italia (estuve en la región de Puglia, el tacón de la bota) no me impidieron poder dar una buena cobertura de la Sección Oficial y ver unas cuantas películas de Nuevos Directores, Horizontes Latinos y Perlak. De la Sección Oficial solamente me salté Emmanuelle de Audrey Diwan (era el primer día, el pase era por la noche, llegué un poco cansado del vuelo de Italia, las críticas no eran buenas y recordé lo que me dijo un colega: “las películas inaugurales nunca ganan ningún premio”, y decidí no verla), We live in time de John Crawley (estaba fuera de concurso y no me cuadraba), ¡Lumière!, la aventura continúa de Thierry Frémaux (también fuera de concurso) y Modi, three days on the wing of madness de Johnny Depp (llegó tarde a la conferencia de prensa, posiblemente por haberse divertido mucho en El Hormiguero, y por una cuestión ética, decidí no acudir). El resto, las vi todas. Tras esta breve introducción, ahora sí, les dejo con la crónica.
PERLAK
I’m still here (Aún estoy aquí) de Wallter Salles. Esta película es del mismo director de Estación Central de Brasil y Diarios de Motocicleta. Ubicada en el marco de la última dictadura militar basileña, el film relata la angustia vivida por una madre que tiene que reorganizar la vida de su familia ante un trágico acontecimiento. Siempre es importante ver películas que hablan sobre dictaduras, especialmente ahora que sus reivindicadores han estado o están en el poder. Excelentemente interpretada por Fernanda Torres, no aporta mucho más que otras películas que tratan el mismo tema, pero se reconoce su honestidad y que no caiga en golpes bajos para arrancarte una lágrima. La aparición de Fernanda Montenegro emociona.
Bird de Andrea Arnold. La directora británica nos relata otra historia de cine social sobre la vida de familias de clase baja desestructuradas pero, esta vez, lo hace con tintes de cine fantástico. Es otro drama desesperanzador que muestra que la única salida es a través de algo fuera de lo natural. El ser humano ya no tiene piedad, la única forma de que las cosas salgan bien es a través de superhéroes. Me gustó mucho, particularmente porque el personaje de Barry Keoghan tiene un sapo que quiere hacer llorar y le pone lo que él considera que son canciones (cheesy music) para gente mayor y “sentimental”, y estas son mis canciones preferidas de Brit-Pop: The universal, Yellow y Lucky man. Sí, soy viejo.
No vi más películas de la sección Perlak porque la mayoría suele tener estreno comercial en el cine y preferí darle más importancia a otras secciones como Horizontes Latinos y Nuevos Directores.
SECCIÓN OFICIAL
Soy Nevenka de Icíar Bollaín. Basada en la historia real de Nevenka Fernández que fue acosada sexualmente por el alcalde de Ponferrada, Ismael Álvarez. No me gustó demasiado. No entendí las decisiones formales de la dirección ni tampoco cómo estaba abordado el tema desde el guion, hecho que me sorprendió bastante ya que está firmado por Isa Campo (que me encanta) y, también, por la propia Icíar Bollaín. Las intenciones son muy nobles, el parecido de los actores es notable y la recreación de época cumple con las expectativas. No obstante, el resultado es más cercano a un telefilm que a una película para exhibir en un Festival, los personajes estaban muy subrayados y no mostraban aristas y los diálogos pecaban de ser previsibles. Una oportunidad perdida.
Serpent’s Path de Kiyoshi Kurosawa. Un padre, con la ayuda de una médica, busca vengar la muerte de su hija en manos de una secta. Tiene ecos de Prisioneros de Denis Villeneuve y de El secreto de sus ojos de Campanella pero sin la capacidad narrativa de estos dos directores. Las escenas son bastante inverosímiles y el final no sorprendió a nadie, pero tiene bastante tensión y se deja ver.
Cónclave de Edward Berger. Un Papa acaba de morir y se tienen que reunir todos los obispos para elegir a su sucesor. Es del mismo director de Sin novedad en el frente (ganadora del Oscar a mejor película de habla no inglesa en el 2023 cuando tendría que haber ganado Argentina, 1985, siempre barriendo para casa). Aporta grandes actuaciones de los actores principales (Ralph Fiennes, John Lithgow, Stanley Tucci, Sergio Castellito e Isabella Rossellini). Es un thriller eclesiástico con mucho ritmo, vertiginoso y entretenido. Sus giros de guion te mantienen en vilo durante todo el metraje. El final generó polémica entre los asistentes y los críticos. Es una firme candidata para los próximos Premios Oscar.
Cuando cae el otoño de François Ozon. Entré con mucho miedo a la sala porque el director es capaz de lo mejor y de lo peor. Esta película se encuadra en la mitad más cercana a lo primero que a lo segundo. Es la historia de una señora que vive sola en la campiña francesa y que, por motivos que no voy a desvelar aquí, se queda viviendo con su nieto. Nos habla de la deconstrucción de la familia tradicional y la importancia de la familia que uno elige y, además, pone en primer plano la búsqueda de la felicidad de personas que ejercían una profesión que no les gustaba. Ganó la Concha a mejor guion y a actuación de reparto para Pierre Lottin (actor cómico que se atrevió a agradecer el premio en castellano).
Los destellos de Pilar Palomero. Tercera película de la directora de Las niñas y La maternal. Es una película de una mujer que tiene que cuidar de su exmarido en el tránsito entre el final de su vida y la muerte. Está basado en un relato corto que se llama Un corazón demasiado grande de Eider Rodríguez. Nos cuenta qué es lo que le ocurre no solo a la gente que padece de una enfermedad terminal si no también lo que sienten quienes se encuentran alrededor. Justamente esos días yo me encontraba leyendo Ni de Eva ni de Adan de Amélie Nothomb donde, casualidades del destino, cuenta que las relaciones entre la gente que se quiso mucho no se terminan nunca, siempre queda algo de ellas dentro de ti y es un poco lo que le pasa a la protagonista interpretada por la siempre magnífica Patricia López Arnáiz que ganó la Concha de plata a mejor actuación principal. Pilar repite la fórmula de La maternal y pone a actores no profesionales para hablar sobre los cuidados de las personas con enfermedades terminales aportando frescura y humanidad. El sostén de la película es el personaje de Patricia, como también ocurría con Marian Álvarez en Morir o con Mónica López en la serie Rapa. El espectador también notará que este rol suele recaer en mujeres, que tienen que ser cuidadoras, además de madres, esposas, trabajadoras, etc. Por último, quiero destacar que Pilar Palomero es la mejor directora para generar vínculos afectivos a través del baile de una canción, en este caso, “A tu vera”.
The end de Joshua Oppenheimer. No recordaba que era un musical y cuando el protagonista (George MacKay) se larga a cantar, casi me desmayo. Si bien los musicales me gustan, tengo que estar preparado psicológicamente para afrontarlos. Esta película habla sobre el fin del mundo (el título no deja demasiado a la imaginación) y reflexiona sobre los impactos que tiene el capitalismo despiadado no solo en el ecosistema sino también en la vida de la gente. Hace una crítica a la responsabilidad social corporativa y a la cara amable de las “ayudas al desarrollo”. O por lo menos eso es lo que entendí yo. Es muy larga y algún espectador casi desfallece cuando vio que quedaba todavía una canción para terminar.
El lugar de la otra de Maite Alberdi. Primera película de ficción tras los exitosos documentales El agente topo y La memoria infinita. Generaba bastante expectación y, tal vez por eso, fue una decepción. Basada en un caso real donde María Carolina Geel asesina a su amante, la historia que vemos aquí es la de la secretaria del Juez que lleva el caso que comienza a cuestionar su propia vida poniéndose en la piel de la asesina. Formalmente es una buena película, pero la perfección y el encorsetamiento que otorga una producción de Netflix no la dejaron volar más alto. Podría haber sido un film sobre mujeres que pierden las formas, pero no la razón, pero en este caso, se queda en lo convencional y políticamente correcto.
Tardes de soledad de Albert Serra. Documental taurino del siempre provocador director catalán. Entré con mucha curiosidad y salí exaltado. Albert nos muestra varios momentos en la preparación de Andrés Roca Rey, un torero peruano, antes, durante y después de una corrida de toros. El director opta por ubicar la cámara en lugares donde nunca habíamos visto. No se ve a los espectadores (se los intuye en el fuera de campo), solamente observamos al torero, sus ayudantes y el toro. Lo vivimos con ellos, sentimos lo que ellos sienten. Y, para mi sorpresa, deja un gran espacio para poder reflexionar sobre el ser humano, el machismo, la tortura, la vida y la muerte. Nos muestra la liturgia taurina (cómo se visten me recuerda bastante al proceso de transformación de una drag queen) y el sentimiento de pertenencia al grupo a través de una retórica testicular (¡ole tus huevos!, le repiten muchas veces). Generó un poco de polémica entre la gente que no vio el film, pero la crítica, casi unánimemente, la encumbró como la mejor película del festival. Yo, en particular, creo que la puesta en escena y el lenguaje que se utiliza en la obra deja todo el peso en la visión del espectador, te permite decidir por vos mismo si lo que ves está bien o está mal, si te gusta o no te gusta. Yo no vi a una bestia enfrentándose a un ser humano si no a un torturador aprovechándose de un animal que lucha por su vida y no puede escapar. Porque como todos sabemos, las bestias no torturan, las personas sí.
On falling de Laura Carreira. Maravillosa ópera prima de la directora portuguesa que pone el foco en las relaciones laborales en este siglo. La protagonista vive en el Reino Unido (ella es portuguesa), trabaja de picker en una empresa estilo Amazon y comparte piso con otros inmigrantes. Su vida es su trabajo y el móvil. No hay espacio para la vida social porque no tiene dinero y, literalmente, no tiene salón donde poder llegar a relacionarse con otras personas. El capitalismo ha alcanzado tal grado de crueldad que los caseros han convertido los salones en habitaciones, se antepone el egoísmo y la ambición económica sobre la felicidad del inquilino. Es cine de Ken Loach, pero más sutil y con menor espacio para la esperanza, para la lucha frontal. Hay cierto aire de resignación a la forma de vida actual. Laura Carreira ganó, con justicia, el premio exaequo a mejor directora.
La virgen roja (fuera de concurso) de Paula Ortiz. La última película de ella que había visto fue La novia y no me había gustado, sin embargo, aquí me reconcilio. Cuenta la historia real de Hildegart Rodríguez que fue concebida por su madre Aurora para convertirse en la mujer más importante de la España de la década del 30. En la cabeza Marx, en el corazón Nietzche y en el vientre Freud repite Aurora en la película. Es un thriller a lo “amar en tiempos revueltos” con muy buenas actuaciones de Nawja Nimri, Alba Planas, Aixa Villagrán y un irreconocible Pepe Viyuela. Es interesante ver cómo la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa. La fuerza del guion nos hace pensar en la España que vivimos hoy en día. Hay quien dijo que la película es una Carrie socialista.
El hombre que amaba los platos voladores de Diego Lerman. Está basada en una historia real sobre un periodista que se inventó la existencia de alienígenas en la provincia argentina de Córdoba. Me gustó bastante porque me hizo recordar a aquella época, yo, de hecho, tenía un libro que se titulaba Luces sobre el Uritorco haciendo referencia a la supuesta aparición de OVNIS en las sierras de dicha provincia. Está muy lograda, tiene buen ritmo, Leonardo Sbaraglia se entrega en cuerpo y alma a un papel siempre al límite y en este caso, sale victorioso. Recomendable.
Bound in Heaven de Xin Huo. Film chino que narra la vida de una mujer maltratada que se escapa de su casa y se enamora de un chico aquejado por una enfermedad terminal. La factura técnica es muy bonita, de hecho, ganó el premio a mejor fotografía. Es bastante correcta pero no hay giros argumentales ni sorpresa dada su estructura lineal. Tantas películas sobre personas que padecen enfermedades me estaban llevando a la locura. Igualmente, la disfruté.
Yo, adicto (serie fuera de concurso) de Javier Giner. Basada en el libre homónimo de Javier Giner, es una serie autobiográfica donde el Javier Giner se desnuda ante nosotros y nos hace partícipe de su viaje al infierno del alcohol y las drogas y su salida a través de un centro de rehabilitación. La serie es brillante, aunque muchas veces peque de aleccionadora o del uso excesivo de la voz en off para tratar temas que ya se ven en la pantalla. Más parecida a Cardo que a Euphoria, Oriol Pla (Javier Giner) demuestra que es el mejor actor de su generación bordando un papel que siempre está en esa delgada línea que separa la obra maestra del ridículo. Se encuentra genialmente acompañado por Vicky Luengo y Marina Salas, pero me gustaría poner en valor dos actuaciones que nos bajan la serie a la tierra, que hacen reducir el tono y que el espectador se pueda situar en otro lugar, ellas son Nora Navas (que con su cara de profesora de segundo de EGB interpreta a la educadora social del centro) y Ramón Barea (interpretando a un padre vasco distante). La ovación de la sala al finalizar el tercer capítulo fue muy emocionante. Altamente recomendada y no apta para públicos sensibles.
El llanto de Pedro Martín-Calero. Coproducción española-argentina y francesa. Es una película de terror sobre la violencia que sufren las mujeres y la incomprensión por parte de su entorno. Me hizo recordar a las novelas de Mariana Enríquez, especialmente, Nuestra parte de noche. Buena parte del metraje ocurre en la ciudad argentina de La Plata y no sé si eso responde a una metáfora de la situación que se vive en ese país con el gobierno de Milei o viene derivado porque el dinero de la película también viene de ahí. El guion lo firma otra de las grandes Isa de España (Isa Peña). Si bien existen algunos problemas formales, a mí me produjo miedo. El premio a mejor director compartido con Laura Carriera no lo comprendí muy bien, pero todos sabemos que las decisiones de los jurados son inescrutables.
El último suspiro de Costa-Gavras. Pensaba que la película era del hijo, pero no, es del mismo director de Missing y Z. En esta ocasión nos muestra una conversación entre un escritor y un doctor sobre los cuidados paliativos que reciben los enfermos de cáncer. Nos hace participar de las decisiones de los pacientes sobre cómo, cuándo y dónde quieren morir. Como dije al principio del artículo muchas de las películas que se vieron en el certamen exigen una empatía activa por parte del espectador y esta es una de ellas. Muy bonito el último tercio de la película con Angela Molina retirándose cantando del Hospital.
Hard Truth de Mike Leigh. El director vuelve a encontrarse con Marie Jean Baptiste tras conquistar Cannes con Secretos y mentiras. Este es un drama sobre la salud mental y la incomunicación en una familia disfuncional inglesa. Tal vez esté demasiado gritada al principio, pero lo compensa con el callado metraje final. Mike Leigh teje un guion que de forma orgánica va transitando desde la comedia de carcajada pura hasta momentos más introspectivos donde los silencios y las miradas son lo más importante. Pensé que estaría dentro del palmarés, pero, incomprensiblemente, fue ignorada por el jurado.
Querer (serie fuera de concurso) de Alauda Ruiz de Azúa. Serie de Movistar que cuenta la historia de una mujer que, tras años de matrimonio, decide denunciar a su marido por violación continuada durante el mismo. Es interesante porque debatiendo con amistades acerca del caso de Gisèle Pellicot, la mujer francesa drogada por su marido víctima de al menos 92 violaciones, nos hizo pensar cuál era el efecto que esto podía tener en los hijos y en la familia. Pues precisamente esta serie toca todos estos temas: la reacción de los hijos, las dudas que pueden tener ellos e incluso la denunciante no solo de la denuncia si no de ellos mismos como personas, cuál es el calvario que hay que tiene que vivir una persona que se enfrenta a un caso de abusos sexuales, el lugar del violador y su propia familia, cómo juzga la sociedad más a la denunciante que al denunciado, etc. Alauda saca oro de cada uno de los intérpretes y filma con una distancia suficiente para que nosotros mismos podamos juzgar a los personajes y acompañarlos en sus tiempos y formas de procesar lo ocurrido. Es una de las series del año.
The last show girl de Gia Coppola. Película cuya trama está centrada en las mujeres de más de 50 años que se han dedicado toda su vida laboral a bailar en espectáculos de Cabarets y ahora, con el cierre de ellos, ya no saben dónde ir. ¿Qué hacer si toda tu vida pensaste que eras una artista y ahora te das cuenta de que nunca lo has sido y has arruinado la oportunidad de tener una carrera, una familia, etc? Los papeles principales los interpretan Pamela Anderson y Jamie Lee Curtis y, probablemente, serán nominadas a los premios Oscar. Los personajes son tratados como mucho respeto, pero la Directora falla en narrar la historia. Es un Hacks de la clase obrera y sin humor.
PROYECCIONES ESPECIALES PREMIO DONOSTIA
Rumours de Guy Maddin, Ewan Johnson y Galen Johnson. Se proyectó por el premio Donostia a Cate Blanchett. Es la historia de los presidentes del G7 que se reúnen en una cumbre para sacar adelante una declaración sobre una crisis global, pero pasan cosas. Es una mezcla entre Mars attacks! de Tim Burton y el sketch de la reunión de los batmanes del Mercosur del programa cómico argentino Cha Cha Cha!. La película intenta ser graciosa, raras veces lo consigue.
La habitación de al lado de Pedro Almodóvar. Llegaba de ganar el León de Oro en el Festival de Venecia y generó mucha expectación en el público del festival. La película no defrauda pero tampoco encandila. Es otro film más sobre cuidados paliativos. Julianne Moore se entera que Tilda Swinton está muriendo en el hospital y decide acompañarla en sus últimos días de vida. Nuevamente se trata de la celebración de la vida en el momento en el que la muerte asoma. Nos hace reflexionar sobre las personas que se quedan una vez que fallece alguien. Almodóvar está bastante reconocible a pesar de lo que dijera cierta prensa extranjera. No diría que es la mejor, pero generó tanto revuelo que imagino que estará presente en los Oscar.
HORIZONTES LATINOS
Cuando las nubes esconden las sombras de José Luis Torres Leiva. Una actriz va a grabar una película a Puerto Williams pero una tormenta impide llegar al resto del equipo y ella tiene que convivir con la gente que se encuentra en el pueblo. Es una mezcla entre Las chicas están bien de Itxaso Arana y El sabor de las cerezas de Kiarostami. Es muy valiosa porque desde un lugar muy pequeño nos introduce en el día a día de personas que viven en el Finisterre latino (literalmente Puerto Williams es el último pueblo de Chile). Nos muestra lo importante de las pequeñas decisiones, de conocer a tus vecinos, a tus compañeros de clase y a vos mismo y de la reinvención personal desde los lugares más dispares.
El Jockey de Luis Ortega. Su película anterior fue El Angel con Lorenzo Ferro y el Chino Darín. Esta no tiene absolutamente nada que ver. Posee una estética similar a los films de Kaurismaki, no en vano su director de fotografía es Timo Salminen, y también se podría decir que se acerca al mundo de Martín Rejtman. La sinopsis dice que trata sobre la vida del Jockey Remo Manfredini que un día desaparece y es buscado por el mafioso Sirena que lo quiere vivo o muerto. En realidad, es mucho más que eso. Ver esta película es sumergirte en un mundo completamente distinto, libérrimo, un ejercicio de estilo que no estamos acostumbrados a ver en pantalla donde se luce, especialmente, Nahuel Pérez Biscayart. No es recomendable para todo el mundo, pero si uno entra a la sala desprovisto de cualquier prejuicio moral y formal, le encantará. Como punto gracioso, sale el actor, recientemente fallecido, Fanego, haciendo de Fanego.
Zafari de Mariana Rondón. Ganó la Concha de oro con Pelo malo y ahora nos presenta una distopía de dos familias (se intuye una chavista y otra antichavista) enfrentadas que tienen que cuidar un elefante. Se parece a Nuevo orden de Michel Franco. Lo mejor es que al final ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos. No es nada del otro mundo, pero te muestra la vida en la Venezuela de hoy en día.
Traslados de Nicolás Gil Lavedra. Es un documental sobre los vuelos de la muerte en la última dictadura cívico militar argentina (del 76-83). No aporta mucho más que lo que ya se ha escrito sobre el tema aunque siempre es bienvenido volver a revisitar la historia para que no ocurra nuevamente.
Los domingos mueren más personas de Iar Said. Trata sobre un chico que vuelve a su país por el fallecimiento de su tío y se reencuentra con su hermana y su madre, pero le cuesta visitar a su padre, que está en coma. Por lo que vi en este festival todas las películas hablan sobre algo distinto a lo que pone la sinopsis. Si uno le hace caso, se limita. Lo importante aquí es la búsqueda de las relaciones afectivas, novio y familia y el desastre mental en el que se encuentra el protagonista. Es un drama revestido de comedia para que el espectador pueda enfrentarse a estas situaciones en la gran pantalla.
Reas de Lola Arias. Documental sobre la vida de las personas trans en las cárceles argentinas. Muy valiente hay que ser para poder enfrentarte a un tema tan delicado en un país tan violento. La directora multidisciplinar, que acaba de ganar el premio Ibsen, sale airosa más por los valores que la película quiere transmitir que por la narrativa de la misa. Es un tema que funciona mejor en las artes escénicas que en el cine, sin embargo, es un testimonio igual de valioso. Ganó el Premio Sebastiane por la visibilidad que otorga al colectivo LGTBIQ+A.
Simón de la montaña de Federico Luis. Otra película argentina en el festival. Tema bastante polémico que podría haber tenido un resultado desastroso, sin embargo, funciona. Lorenzo Ferro (el Simón del título) siente que no encaja en su sitio y se encuentra más cómodo en ambientes donde se relaciona con personas con discapacidad. Al pasar los días, él simulará ser uno más del grupo borrando la frontera entre lo que era, lo que es y lo que quiere ser. No es fácil de ver puesto que siempre se encuentra al límite y pasarse un poco de la raya podría parecer una burla. A pesar de esto la película consigue cuestionar quiénes somos realmente, y cuál es el lugar que nos toca en la sociedad sin tratar a las personas con capacidades diferente de forma condescendiente.
Quizás es cierto lo que dicen de nosotras de Camilo Becerra y Sofía Gómez. Basada en hechos reales, como tantas otras obras que se pudieron observar en el Festival, cuenta la historia de una chica que vivía en una secta y vuelve al hogar materno con una noticia acerca de lo ocurrido con su hija. Se centra más en la relación madre-hija que en lo ocurrido durante la secta lo cual es de agradecer porque no entra en temas más escabrosos. Sepan disculpar pero ya había llegado al límite de mis fuerzas el día de su proyección y no pude realizar un análisis más exhaustivo.
El aroma del pasto recién cortado de Celina Murga. Cuenta dos historias paralelas de un profesor casado y con dos hijos que tiene un affaire con una de sus alumnas y una profesora casada y con dos hijas que tiene un affaire con uno de sus alumnos. Es una suerte de multiverso porque las dos tramas ocurren en la misma Universidad, pero nunca se cruzan. Celina Murga cuenta las dos relaciones de forma amena y con sutiles cambios entre ellas y, como nota positiva, nunca cae en el error de juzgar a sus personajes o aleccionar al espectador.
NUEVOS DIRECTORES
Turn me on de Michael Tyburski. Película distópica a medio camino entre Black Mirror, Severance y Eternal sunshine of the spotless mind. Trata sobre una sociedad donde las emociones han sido eliminadas a través del consumo de una pastilla. La gente entra en un programa donde no tienen sobresaltos, comen siempre la misma comida, se les asigna un compañero y juegan a los mismos juegos. Ese mundo entra en colapso cuando uno de los integrantes tiene que dejar la pastilla y empieza a vivir como un humano común y corriente. Es una película muy positiva sobre la humanidad e invita a abrazarnos con nuestros defectos. Aquí sí hay espacio para la esperanza. La pregunta recurrente «are you content?” como running gag hizo las delicias del jurado teen que le otorgó su propio premio.
Por donde pasa el silencio de Sandra Romero. Es un drama familiar de la España vaciada que cuenta la vida de los hermanos Araque. Uno tiene una discapacidad física y otro no. Narra, con mucha sensibilidad, la vida en los pueblos, el uso de las drogas, la incapacidad de comunicarse que tienen las familias y el efecto curador que poseen los animales sobre la gente que no se encuentra bien. Es un muy buen debut de una directora que habrá que seguir sus pasos. Como nota para tener en cuenta, Sandra Romero filma una de las escenas de sexo más bonitas proyectadas en el Festival este año, la otra se encuentra en la serie Querer.
Los últimos románticos de David Pérez Sañudo. Segunda película tras el éxito de crítica de Ane. Trata sobre una mujer que vive encerrada en su pasado tras la muerte de su madre. Se encuentra anclada en su trabajo, en su pueblo, en sus relaciones sociales. Lo original de la propuesta es que no solo habla del drama personal de su protagonista si no que lo encuadra dentro de una problemática social más compleja: el cierre de los negocios, las fábricas, la lucha obrera o las reivindicaciones comunitarias sin olvidarse de la historia reciente del país vasco. Notable.
Y este ha sido mi paso por el Festival de San Sebastián. Espero que en las líneas de este artículo encuentren información relevante que les haga interesarse por alguna de las películas que comento y que eso los lleve a su cine más cercano. La experiencia de ver un film en pantalla grande es siempre gratificante. Como dije al principio del artículo, en esta edición, han primado las películas de cuidados donde la empatía, de los personajes y del espectador, ha jugado un papel primordial. Ojalá que esto sirva para darnos cuenta de que no todo en la vida es el trabajo si no que hay que centrarse más en los afectos que tenemos aquí y ahora. El futuro, a veces, es demasiado tarde.
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