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25 años impulsando la dramaturgia

«La dramaturgia española actual es abundante, vibrante y brillante, pero sigue sustentada en la autoexplotación de sus profesionales»

Como cada año, regresa una nueva edición del Salón Internacional del Libro Teatral, organizado por la Asociación de Autores y Autoras de Teatro. Del 31 de octubre al 3 de noviembre, el Teatro Valle-Inclán acogerá este evento, que se ha consolidado como una cita imprescindible para los profesionales y amantes del teatro. Durante esos días, los asistentes podrán disfrutar de una amplia variedad de actividades y descubrir las últimas novedades editoriales en textos teatrales. Este año es especial, ya que el Salón celebra su 25 aniversario, una ocasión perfecta para hacer balance de su trayectoria. Para ello, hemos conversado con Ignacio del Moral, presidente de la Asociación de Autores y Autoras de Teatro, quien nos comparte su visión sobre este cuarto de siglo de historia.

 

La AAT es la encargada de celebrar cada año desde el 2000 el Salón Internacional del Libro Teatral, antes de meternos en materia cuéntanos un poco cuáles son los orígenes de esta asociación, qué motivó su aparición, qué balance haces de la trayectoria de esta y si recuerdas algún gran logro.

Para responder esta pregunta voy a citar a nuestro presidente de Honor, Jesús Campos, que participó activamente en la creación de la AAT:

La creación de una asociación profesional que agrupara a los autores de teatro españoles fue una aspiración que surgió con la Transición democrática.

Superados los traumas de la dictadura, la sociedad española comenzaba a construir una nueva realidad, en la que los autores, salvo contadas excepciones, no tenían cabida. Pasábamos así de la dictadura franquista al “ninguneo”, término que expresa el desinterés por la dramaturgia española de quienes estaban obligados a promoverla.

Con este panorama, en el que todo eran facilidades, los autores españoles que “no existíamos” decidimos asociarnos.

Hubo un primer intento en 1981 cuando, a propuesta de Lauro Olmo, un grupo de autores se inscribieron en la Asociación Colegial de Escritores (ACE), buscando amparo en las estructuras ya consolidadas de esta entidad.

También hay que citar como antecedente la Asociación de Autoras que, con sede en la añorada librería la Avispa desarrolló su actividad en los años 80.

En 1990, a iniciativa de Alberto Miralles (él fue quien nos convocó), y en el seno de la Asociación Colegial de Escritores antes aludida, a la que muchos ya pertenecían, se reúne la gestora que posteriormente sería elegida por los setenta fundadores de la ACE. como la primera junta directiva de la entidad.

La puesta de largo de la AAT se produce en San Sebastián, en diciembre de 1991, con la celebración del Primer Congreso nacional de la Asociación de Autores de Teatro. Allí se fijarán los objetivos y se sentarán las bases de funcionamiento de la entidad.

…. Y fin de la cita.

 

¿Han cambiado las reivindicaciones actuales, respecto a las de la creación de la Asociación en 1990?

Alguna sí, otras no. El momento en que se creó la AAT era especialmente crítico (lo que hizo más necesaria su fundación) ya que la negación de la autoría estaba en su momento culminante. El teatro de texto se consideraba fuera de época, en beneficio del teatro-espectáculo, y, sobre todo, en España se negaba la existencia de autores teatrales dignos de tal nombre. Podemos considerar que ese momento ha pasado: la escritura dramática se estudia en escuelas y facultades, y el autor, la autora, forman parte del proceso teatral de forma indiscutible, dándose además la circunstancia entonces menos frecuente de que incardina de manera mucho más activa. Nadie discute ya la existencia de autores.

La dramaturgia española actual, en sus diferentes modalidades, está muy presente en las carteleras (aunque esto no quiere decir que todos estrenemos como quisiéramos), y goza de un cierto prestigio. Todo esto se debe, sin duda, al esfuerzo y talento de los autores y autoras, qué duda cabe, pero creo que el trabajo de la AAT en tiempos más difíciles también contribuyó a ponerlos donde merecían.

Otras reivindicaciones, especialmente relativas a los aspectos profesionales, económicos, etc., siguen vigentes:  Toda la profesión teatral, que da cada noche lo mejor de sí misma en el escenario, reposa sobre un entramado muy frágil que es sostenido fundamentalmente por el esfuerzo y la auto explotación de los artistas.

 

¿Qué iniciativas y programas ha impulsado la Asociación en los últimos años para fomentar el desarrollo de la dramaturgia en España? 

La Asociación tiene una capacidad de acción bastante limitada. Promovemos actividades concretas: el Salón, los concursos, los encuentros con traductores, las colaboraciones con los institutos, y estamos presentes en diferentes organismos de decisión. Por otra parte, al estar encuadrados en ACE, formamos parte de las campañas y actividades de ésta (en este momento se está haciendo mucho trabajo a nivel internacional en torno a los desafíos que supone la (mal) llamada Inteligencia Artificial, y se ha luchado en temas como la compatibilidad de las pensiones y los derechos de autor. En general, procuramos dar apoyo, información y asistencia a los asociados y asociadas, y sobre todo, creo que constituimos un tejido de relación que ayuda a romper el aislamiento tradicional que supone el ejercicio de la escritura.

 

¿Qué papel juega la Asociación en la defensa de los derechos de autor y en la mejora de las condiciones laborales de los dramaturgos en el país?

Los derechos de autor, desde el punto de vista de la recaudación, están razonablemente defendidos por la SGAE, con la que mantenemos estrecha relación, aunque los modos actuales de contratación y cobro por parte de las compañías ha complicado bastante ese trabajo. En cuanto a la situación laboral, debemos entender que el autor no tiene, por lo general, relación laboral con las compañías que representan sus obras. En ese sentido, no es un trabajador (por cuenta ajena), sino un profesional que presta servicios en condiciones muy diferentes según de qué tipo de producción o compañía se trate. A menudo ni siquiera tiene relación, se limita a conceder el permiso para representar su obra a cambio de los derechos legalmente establecidos. Esto hace que sea un entorno difícil de regular. Al no ser un sindicato, no podemos firmar convenios ni plantear cosas como baremos o tarifas, que los asociados nos piden con frecuencia, ya que el Tribunal de Defensa de la Competencia nos lo prohíbe y nos sancionaría. En este momento, estamos iniciando las gestiones para establecer un marco contractual con los teatros públicos, que podrías suponer un primer paso para lograr una cierta regularización.

 

 

¿Cuál crees que ha sido la mayor contribución del Salón al panorama cultural en estos 25 años?

Tengo la convicción de que el Salón constituye un importante acontecimiento cultural y teatral. Cada año, la profesión teatral se pasa por allí, y tiene al alcance de la mano la producción editorial del sector, difícil de encontrar en las librerías. Creo también que el sector editorial ha encontrado un respaldo y un estímulo para seguir trabajando en las heroicas condiciones en que lo hacen.   Y, aunque la asistencia de público “normal” sigue siendo nuestra asignatura pendiente, se va notando, poco a poco, un continuo crecimiento.

 

¿Qué novedades o actividades especiales tiene preparadas esta edición del salón para conmemorar el aniversario?

La principal novedad este año, derivada de la buena acogida en la edición anterior de una gymkana que organizamos para niños, es la creación del Pequeño Salón, dedicado a los futuros amantes del teatro. En él se llevarán a cabo juegos teatrales, lecturas y diversas actividades. Por lo demás, todo será más o menos como suele. Cada año tratamos de mantenernos, mejorar y remediar los errores. Las celebraciones buenas, buenas, serán las de la edición número 50. Ahí vamos a echar la casa por la ventana, ya verás.

 

¿Cuáles son las actividades más atractivas del SILT y por qué generan tanto revuelo?

Tenemos especial cariño al concurso de Teatro Exprés (se pide a los participantes que en 4 horas escriban un texto en torno a un lema, y ese mismo texto se representa dos días más tarde). Es una cita que atrae mucho a la gente joven, y que, en efecto, genera cierto revuelo. Las lecturas de textos breves de nuestros autores y autoras que se producen en el escenario por parte de actores y actrices, a menudo conocidos por sus trabajos en otros medios, atraen también al público. Las sesiones de Microteatro hechas por adolescentes, también articuladas en tornos a textos de los asociados y asociadas también suponen un chorro de aire fresco.

 

 Las últimas ediciones hemos detectado el interés que suscita entre el público adolescente las lecturas de El tamaño no importa, sin embargo, en líneas generales los datos que arrojan los estudios es la falta de presencia de este público en las salas de teatro, ¿a qué crees que se debe esta falta de interés?

Es un problema crónico y universal, agudizado hoy en día por las múltiples ofertas de ocio digital e individual: también han desertado de las salas de cine, de las que hasta hace poco eran el público preferente. El niño acude al teatro por decisión del adulto que le acompaña. Cuando esa tutela desaparece, ese espectador aún no tiene total autonomía, sobre todo en lo económico, y sus inquietudes son otras: el grupo, sobre todo, incluso aunque su experiencia al ir con sus profesores de Instituto haya sido grata. Ir al teatro es un ejercicio adulto, en realidad. La asistencia al teatro requiere de una cierta capacidad de concentración, aceptación de las reglas… que el adolescente desarrolla muy poco a poco. Y creo que las tendencias culturales actuales (la necesidad de inmediatez, velocidad, volatilidad en la atención, rechazo de la reflexión…) no ayudan. Con el tiempo, algunos redescubren el peculiar placer de ir a una sala de teatro. Y nuestra obligación es no defraudarlos.

 

25 años impulsando la dramaturgia en Madrid
Foto: Sergio Reyes.

 

Otra actividad de la que se benefician los autores es la que lleváis a cabo junto con la Fundación SGAE son los encuentros entre autores y traductores de otros países para promover la internacionalización de sus textos, ¿qué beneficios se han obtenido?

Es también una actividad de la que nos sentimos muy satisfechos. A través de estos encuentros y del trabajo de los traductores, la dramaturgia española actual ha ido encontrando espacio tanto en ámbitos académicos como en escenarios de todo el mundo, especialmente en Europa (la presencia en Hispanoamérica, obviamente, no requiere de ejercicio de traducción). Numerosos estrenos en lenguas tan inesperadas como el griego, el croata, el rumano… ha traído como consecuencia un interés por nuestra dramaturgia. Me gusta siempre destacar el caso de Grecia, donde el teatro escrito en español despierta muchísimo interés.

 

El evento se celebrará en el Teatro Valle-Inclán. ¿Qué importancia tiene este espacio en el contexto teatral de Madrid y para el propio salón?

Es, en primer lugar, un teatro magnífico, con un excelente equipo técnico y de administración que nos acoge y ayuda no solo con profesionalidad, sino con complicidad. Merece la pena ir al Salón también para visitarlo.  Para el Salón, después de una larga etapa de itinerancia, recalando en lugares diversos con desigual fortuna (incluso en el vestíbulo de un intercambiador de transportes, pero también en la preciosa Casa de América o el emblemático Círculo de Bellas Artes, o ciudades como Sevilla, Cáceres o Salamanca), ha supuesto un autentico regalo, propiciado por la excelente disposición del  , que considera el Salón como una actividad que hay que cuidar y con la que colabora generosamente. Eliminar el patio de butacas permite crear un ámbito verdaderamente seductor, y el excelente trabajo de los técnicos permite que todo funcione como una maquinaria muy bien engrasada.

 

Este salón se ha convertido en un punto de encuentro para autores, editores, actores y otros profesionales del teatro. ¿Qué impacto crees que tiene para la industria teatral española e internacional?

Como señalas, el Salón es ya una cita creo que ineludible. Me cuesta decir si tiene impacto en la industria teatral, ya que no sé si tal cosa realmente existe. Creo que el impacto del Salón, salvo por el mayor o menor número de ventas que hagan los expositores, es más intangible, por cuanto se trata de un lugar de enriquecimiento personal, de encuentro e intercambio (hay, además de las lecturas, presentaciones de libros y mesas redondas) y facilita el acceso a no solo a la literatura dramática sino también a los libros teóricos y de ensayo para los profesionales y aficionados.

 

25 años impulsando la dramaturgia en Madrid
Foto: Sergio Reyes.

 

En un momento donde la tecnología está transformando todas las industrias culturales, ¿cómo crees que ha evolucionado la relación del teatro con el mundo editorial y la escritura?

Todo espectáculo teatral reposa sobre una escritura, con mucha frecuencia previa y a veces simultánea de la actividad escénica. Desde ese punto de vista, la relación se mantiene intacta. Hoy día es frecuente que quien escribe lleve a cabo también la dirección, proceso durante el cual completa la escritura, o bien interprete o produzca… los procesos han evolucionado, pero los autores y autoras siguen ahí, y debo decir que la dramaturgia actual es, con perdón por la rima, abundante, vibrante y brillante. Con respecto al trabajo editorial, las publicaciones teatrales son el gran reservorio de nuestra actividad, y es a ellas donde quienes quieren emprender un montaje recurren. Para nosotros, vender libros no es el objetivo final, pero el libro es un medio insustituible para que nuestras obras viajen y vayan a parar a los sitios más insospechados.

 

¿Cómo ha cambiado la percepción del teatro en España desde la primera edición del Salón hasta ahora? ¿Sientes que ha habido una evolución en la manera de consumir y valorar el teatro?

Sin que ninguno de ellos sea imputable, claro, al Salón, hay algunos fenómenos, como la proliferación de salas alternativas, que han cambiado mucho la forma de acceder al teatro, que se convierte en algo más próximo y que impone menos. La venta de entradas por Internet también es muy beneficiosa, porque el posible espectador puede hacerse con su entrada sin necesidad de acudir a la taquilla, a veces con gran antelación, lo cual impide que la pereza o cualquier otro motivo le haga desistir. Es un hecho que en ciudades como Madrid los teatros se llenan. Acudir al teatro (obviamente en sus manifestaciones más -legítimamente- comerciales) es ya un motivo para visitar la ciudad. ¿Quiere esto decir que, desde el punto de vista económico, el teatro esté en un buen momento? Creo que, salvo el circuito de los grandes eventos, no. Como dije más arriba, todo esto se sustenta sobre una enorme vocación y capacidad de sacrificio de sus profesionales.

 

25 años impulsando la dramaturgia en Madrid
Foto: Sergio Reyes.

 

¿Qué tipo de teatro crees que está conectando más con el público actual? ¿Notas una mayor demanda por temas específicos o nuevas formas teatrales?

Siempre digo ante preguntas de este tipo que hay muchos públicos y, además cada uno es un espectador diferente según el momento, por lo que me cuesta hablar de “El Público” (¡que pase!)

Sin duda, en el teatro comercial prima la comedia más o menos de salón, a veces importada de fuera al hilo del éxito en Londres o París, a veces de creación nacional según esos mismos patrones. Hay otro teatro también comercial pero quizá más refinado que reposa sobre textos mas enjundiosos, y con más ambición, en el que también se ayude a veces autores españoles vivos de merecido prestigio que, interpretados por elencos prestigiosos, también atraen espectadores a lo largo de las giras que llevan a cabo. Aquí entran también determinadas adaptaciones literarias, etc… (Perdona si no cito nombres). Los criterios de los teatros públicos dependen mucho (¿excesivamente? No lo sé) de los gustos o visiones de quienes los dirigen, y lo que piensan que debe ser y el servicio que debe prestar un teatro público. Y, por último, las salas alternativas donde trabajan elencos y creadores no necesariamente jóvenes, sino cuyas propuestas no encuentran ¡o no buscan! acomodo en los circuitos mencionados.  Hay mucho talento en ellas, y desiguales resultados, desde luego, pero sin duda merecen atención y apoyo. Estos circuitos son medianamente permeables, y se producen ocasionales trasvases entre ellos)

 

De cara a futuras ediciones, ¿cómo te gustaría que evolucionara el Salón Internacional del Libro Teatral y qué objetivos tienes como presidente de la Asociación de Autores de Teatro para los próximos años?

Con respecto al Salón, ambicionaría que pudiera seguir celebrándose (cada año es una apuesta sin certezas) y que, a través de la atención y difusión, concitara más atención, sobre todo entre el público general. Creo que no deberíamos aspirar a una dimensión mucho mayor, aunque por la aparición de nuevos sellos editoriales, el espacio se nos está quedando pequeño. Me gustaría poder desarrollar más y mejor su carácter internacional, que a veces queda reducido casi a lo simbólico. Como soy más de agradecer que de reprochar, no voy a pedir aquí más apoyo (bueno, sí, lo pido) para poder contar con más personas en la organización: actualmente, el trabajo recae sobre cuatro espaldas que llevan a cabo un trabajo ímprobo.

Como presidente acaricio el objetivo de establecer un marco de relación contractual entre los autores y autoras y los centros de producción públicos. Y luego, irme retirando, que ya toca.

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí

 

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